Hotel algo alejado del centro de la ciudad (pero no mucho, caminando se hace en 5 minutos y es muy práctico para ver diferentes sitios mientras vas al centro) pero muy cerca de una parada de metro que nos conectaba con todo. El personal de recepción, algo seco y directo, no se esfuerzan mucho por explicarse si no controlas mucho el inglés. El hotel necesita un buena reforma, las habitaciones y el mobiliario son de los años 90 y las puertas aún van con llave normal y el baño es como de otra época. La limpieza era buena y correcta. El desayuno bastante bien, bien surtido de productos para desayuno continental y sin aglomeraciones en la mañana de personas. Te dan un cupón de una bebida de cortesía cuando llegas que puedes disfrutar en cualquier momento.