Casa rural situada en un pueblo apartado, tranquilo, en un entorno natural de gran belleza. Nuestra estancia fue digna de recordar. Nos alojamos en la Habitación del Arce, una habitación amplia, limpia, cómoda, calentita y con unas preciosas vistas al monte. Justo al lado tiene el baño con una bañera de hidromasaje para relajarse. Uno de los dueños de la casa, que pudo estar ese fin de semana, fue muy amable, atento y nos explicó con detalle varias rutas que pudimos hacer (preciosas, por cierto). La verdad es que ha sido una experiencia para repetir.