Todavía no entrábamos al hotel cuando ya estábamos recibiendo un mal trato por parte del gerente Jaime. Aún estando en el carro nos dijo que no podíamos dejarlo en el estacionamiento del hotel porque supuestamente “tenía cupo lleno”, cuando lo que estaba haciendo era darle trato preferencial a gente que no estaba hospedada en el hotel. La solución que nos dio el gerente fue dejar el carro en una pensión enfrente del hotel y que después de cierto horario nosotros debíamos pagar la pensión. A lo cual nosotros no estuvimos de acuerdo, ya que debía de existir preferencia para los hospedados. Sin embargo, el valet parking nos comentó que existía disponibilidad. Por otro lado, el baño de la habitación tenía residuos de heces fecales, al reportarlo, la respuesta fue que eso era trabajo de otra área. Hicimos una reservación de una habitación doble porque éramos cuatro personas, al pedir más toallas (solo nos dieron tres) nos dijeron que no podían darnos más. Además de esto, el gerente Jaime hizo un comentario en el cual nos dio a entender que éramos mentirosas porque no podíamos entrar más de 2 personas a una habitación doble. En general, el trato del gerente fue irrespetuoso, prepotente y soberbio. Mi recomendación es que no se hospeden en este lugar, ya que parece que pagué para ser tratada de la peor manera posible.